Selección son cada vez más frecuentes, casi los únicos. Incluso ya hay programas monotemáticos dedicados a 'La Roja'. Pero no a analizar la actualidad y el juego de los de Aragonés o el de sus rivales. Es más, me atrevo a decir que el 80% de los encuestados en una improvisada muestra a pie de calle no sabría decir el nombre de los equipos de nuestro grupo. Porque aquí eso da igual. Lo que al ciudadano de a pie le interesa es tener un motivo para sentirse involucrado en algo, entendido en alguna materia, una excusa para echarse a la calle. Y qué mejor que el fútbol, algo tan fácil sobre lo que opinar y no ser tachado de ignorante por descabellado que sea tu comentario. Ayer se vio en el programa de Cuatro. Un gran circo mediático montado alrededor de una réplica del único trofeo importante ganado por nuestro país, en el 64, que incluso fue objeto de sacrilegio al caer al suelo. Hasta el bueno de Luis se echó las manos a la cabeza. Dicen que somos un país de fútbol. Mentira. Basarse en las altas cifras de audiencia que en pocos días escupirán los medidores de audiencia no es un modo objetivo de defenderlo. Porque también lo son las de Eurovisión, Operación Triunfo o Gran Hermano. Y luego extraña que no ganemos nada. ¿Lo merecemos acaso?
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