Dicen que la confianza de los consumidores se derrumba, que la venta de coches echa el freno y que cada vez más gente no puede pagar sus deudas. Yo siempre suelo borrar sin abrir los 'forward', esos correos procedentes de envíos masivos con los que tu lista de contactos te hace llegar chistes, vídeos y otras chorradas. Hoy, sin embargo, he abierto uno por casualidad que me ha llamado la atención. Supongo que es porque tiene que ver con la actualidad. Estoy seguro de que algo parecido debían decir algunos comerciales de banca a sus clientes a la hora de suscribir hipotecas y préstamos al consumo durante estos últimos años de bonanza.
El banquero
Una tarde un famoso banquero iba en su limosina cuando vio a dos hombresa la orilla de la carretera comiendo césped. Preocupado, ordenó a su chófer detenerse y bajó a investigar. Le preguntó a uno de ellos:
- ¿Por qué están comiéndose el césped?
- ¿Por qué están comiéndose el césped?
- No tenemos dinero para comida. - dijo el pobre hombre - Por eso tenemosque comer césped.
- Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré - dijo elbanquero.
- Gracias, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo deaquél árbol.
-¡Que vengan también! - dijo nuevamente el banquero. Y volviéndose al otro pobre hombre le dijo: "Usted también puede venir".
El hombre, con una voz lastimosa contestó: - ¡Pero, Señor, yo también tengo esposa y seis hijos conmigo!
- ¡No pasa nada, que vengan también! - respondió el banquero.
Entraron todos en el enorme y lujoso coche. Una vez en camino, uno de loshombres miró al banquero y le dijo:
- Señor, es usted muy bueno. Muchas gracias por llevarnos a todos.
Y el banquero contestó: "Hombre, no tenga vergüenza, soy muy feliz al hacerlo. Les va a encantar mi casa. ¡El césped tiene unos veinte centímetros de altura!"
Moraleja: Cuando creas que un banquero te está ayudando, piénsalo dos veces.
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